Vera Chaves Barcellos

Vera Chaves Barcellos (Porto Alegre, Brasil, 1938) ha mantenido casi desde sus inicios profesionales una trayectoria creativa cruzada con una contribución muy activa en la generación de actividad artística y cultural en los contextos en los que se sitúa. En este texto vamos a centrarnos en su producción de los años 60 y 70.

Si hasta finales de la década de los 50 siguió estudios superiores de piano, los abandona para iniciar su educación en Bellas Artes. En este sentido, en los años 60 tuvo la fortuna de disfrutar de una formación internacional que la condujo a distintos puntos de la geografía europea, concretamente a Inglaterra (Central School of Arts and Crafts y St. Martin’s School), Francia (estudió pintura en el centro privado de la Académie de la Grande Chaumière) y Holanda (Academie van Beeldende Kunsten). De su aprendizaje en Brasil y de estas estancias nacerán las series Combinável de 1968-1970, xilografías y serigrafías sobre papel o sobre objetos que Chaves entiende como “obras abiertas”, ya que precisan de la activación y la participación del espectador o espectadora para llegar a una de sus posibles combinatorias, a uno de sus potenciales resultados.

Su trabajo de ese momento estaba centrado en la obra gráfica, aunque también en la pintura; la experimentación fotográfica, la electrografía y el offset se sumarán al grabado y la serigrafía, lo que asienta cuando en 1975 obtenga una beca del British Council para disfrutar de una nueva estancia en Londres, en concreto en el Croydon College. De estos años es la pieza Ciclo (1974) presente en este proyecto, una suerte de taxonomía serigráfica de lo natural y lo humano. También en Madrid puede verse Visual-Tátil (1975), un libro de artista con serigrafías y textos que posee la potencia de ser manipulado. Sin duda el mestizaje de disciplinas que ya estaba sufriendo su trabajo alienta que éste pronto se vuelva poroso a los lenguajes creativos coetáneos tendiendo hacia la instalación de las obras en el espacio y hacia la performance; si Chaves en mucha de su obra de estos años incipientes se cruza con las postrimerías del pop -pensemos por ejemplo en los citados Combinável-, lo que sobrevuela por todos estos trabajos calando en los siguientes son unas prácticas conceptuales que derriban los límites entre vida y arte, pero también entre documentación, huella y obra; unas prácticas que al tiempo cuestionan los límites de la autoría.

Es obvio que en estos momentos Vera Chaves tiene un cierto lugar de centralidad en su país, como pone en evidencia el hecho de que en 1976 lo represente en la Bienal de Venecia dentro de un pabellón colectivo. Testarte, la pieza con la que participa en dicho evento, se presenta como un conjunto de fotografías y textos cuya finalidad era, por un lado, la participación del espectador siguiendo la estela de los Combinável y, por otro, la mostración de los procesos de recepción de la imagen. Esa participación de otros en su trabajo, en la comprensión de una manera colectiva que transforma los modos de hacer, la hacen integrarse a finales de la década de los años 70 en el grupo Nervo Óptico (Carlos Asp, Carlos Pasquetti, Clóvis Dariano, Jesus Escobar, Mara Álvares, Telmo Lanes, Romanita Disconzi y Vera Chaves), en Porto Alegre, un colectivo crítico respecto al sistema del arte que se servía de los medios reproductibles como para intentar escapar de las lógicas del mercado. A partir de lo que denominaban “Atividades Continuadas”, el grupo rompía con la lógica expositiva del objeto inmutable en el cubo blanco o perenne sobre la peana proponiendo dos días de exposición de objetos, fotos, instalaciones, proyecciones, acciones y debates públicos.

En paralelo, la artista ha sido muy activa en la generación de proyectos y espacios expositivos, un rol activo en la animación y gestión artística y cultural del que nunca se deshará y que busca propiciar ámbitos de encuentro y de colaboración. Arranca de la creación de un espacio de arte que estuvo en activo desde 1979 a 1982, Espaço N.O. No será la última vez que tenga iniciativas de este tipo: de hecho, en 1999, junto a los artistas Carlos Pasquetti y Patricio Farias, funda la galería Obra Aberta; dedicada a producción contemporánea, albergaría más de veinte exposiciones antes de cerrar sus puertas tres años después contando con artistas como Antoni Muntadas, Begoña Egurbide o Lucia Koch. Pone la guinda a esta actividad en 2005, cuando crea una fundación dedicada al arte contemporáneo que lleva su nombre en el centro de Porto Alegre.

A mediados de la década de los años 80 decide que va a residir entre Barcelona y Viamão en Brasil, manteniendo actividad tanto artística como de gestión en ambos países; la relación de Vera Chaves con la ciudad catalana viene de los años a los que hemos dedicado este pequeño texto, ya que en 1978 le había dedicado un ensayo fotográfico, Memórias de Barcelona, casi un inventario en clave política de las pintadas antifascistas que cubrían sus muros callejeros durante la transición democrática.

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