TEST CONTENT.PHP

Ángel Duarte. La voz internacional del Equipo 57

La Galería José de la Mano recupera con esta exposición la obra escultórica del extremeño Ángel Duarte (Aldeanueva del Camino, Cáceres, 1930-Sion, Suiza, 2007), miembro del histórico Equipo 57, grupo de arte vanguardista transgresor de la normalidad artística de los años cincuenta en España y de la oficialización de algunas corrientes artísticas a la que el franquismo estaba llevando en su provecho. En la galería podrá contemplarse hasta el 2 de junio una exquisita selección de esculturas, de las décadas de los sesenta y setenta, realizadas ya en solitario, al margen del Equipo 57, disuelto oficialmente en 1966 con una última muestra celebrada en la Galerie Aktuel de Berna.

El espacio real en el que nos movemos y en el que se sitúan las obras, y el plástico, o si se prefiere denominar artístico, son la clave de las esculturas de Ángel Duarte. En sus esculturas monumentales para lugares públicos, hechas con barras de acero inoxidable, poliéster o acero y cemento proyectado –llegó a levantar más de una docena en Suiza y dos en España– este artista siempre tuvo presentes las características físicas y sociales de los espacios y los edificios cercanos donde iban a ubicarse de modo que respetasen el entorno y lo embelleciesen en vez de brutalizarlo, a lo que contribuye el aspecto liviano y frágil de la mayoría de esas esculturas, a pesar del peso y de sus grandes dimensiones. Dos aspectos que se mantienen incólumes en las de pequeño y mediano formato.

A comienzos de la década de los sesenta Duarte se interesó mucho más de lo que venía haciéndolo por la abstracción, la geometría y las matemáticas, y comenzó a construir las esculturas que le individualizaron como artista. Partiendo de las investigaciones plásticas hechas en el trabajo grupal del Equipo 57, Ángel se centró especialmente en el paraboloide hiperbólico, de modo que, usando esta figura como módulo, obviamente con modificaciones y variantes en cuanto a tamaños, posiciones y materiales, diseñó gráciles estructuras de varillas y otras de superficies curvadas unidas en las que hay una continuidad espacial, que fue, como se sabe, uno de los intereses artísticos del Equipo 57. Duarte ampliaba en su estudio de Sion las maquetas –algunas de las cuales se exhiben en esta exposición– que como un artesano riguroso construía pacientemente. Trabajo que en los inicios de su camino artístico independiente realizaba en solitario y después con ayudantes, a medida que su obra se iba conociendo en Suiza y en otros países europeos en los que el arte geométrico cobraba auge, especialmente en Francia, Italia, la antigua Yugoslavia y Alemania.

Fiel a los principios elaborados por el Equipo 57, especialmente a la por ellos denominada Interactividad del espacio plástico, Duarte continuó en solitario investigando en el campo de la abstracción geométrica, derivando a una obra que se inscribió en las corrientes del arte óptico y cinético, participando activamente en su desarrollo como miembro de Nouvelle Tendance y fundador del Grupo Y junto con los artistas suizos Walter Fischer y Robert Tanner, a los que poco después se unieron el teórico Étienne Bertrand Weill y el arquitecto Rennecci. En 1965 los cinco amigos miembros del Equipo 57 se reunieron para valorar la posibilidad de recuperar sus actividades, paradas desde tres años antes. Fue entonces cuando decidieron anunciar el fin del trabajo del Equipo en 1966 en el catálogo de la exposición antológica del grupo en la Galerie D’Art Actuel (Ginebra, enero-febrero) y Galerie Aktuel (Berna, marzo-abril). Ángel Duarte se convirtió en el difusor de la obra del Equipo 57. Así, desde 1963 y hasta 1989 se ocupó de que su obra estuviese en las principales exposiciones de arte cinético y óptico en Europa y Estados Unidos.

Sus esculturas son obras carentes intencionalmente de significado o connotación. Son lo que vemos: objetos tridimensionales, productores de placer estético merced a la armonía de sus proporciones y a su equilibrio, sin obviar los efectos, de carácter óptico-cinético resultantes de la incidencia de la luz sobre ellos, sobre todo en los hechos con finas varillas de acero inoxidable y a la perspectiva adoptada por quien los contempla. Todo ello patente asimismo, insistimos, en las esculturas monumentales, tan gráciles como las maquetas previas, aunque su tamaño sea gigantesco y las líneas que las conforman sean barras de grandes dimensiones.

La obra y la figura de Ángel Duarte estaban siendo injustamente olvidadas en nuestro país, a pesar de haber sido uno de los artistas destacados del arte geométrico europeo y español del siglo pasado, por lo que esta exposición forma parte de la recuperación necesaria del artista. Las dos últimas ocasiones en que pudimos ver su obra fueron con motivo de la impresionante antológica que le dedicó la Junta de Extremadura en Cáceres en 1992 y la del Museo de Bellas Artes de Badajoz de 2000. Se le conoce, por supuesto, por su pertenencia al tantas veces citado Equipo 57. Deseamos que esta muestra sea su preludio y que le sigan más exposiciones que muestren también otras facetas de su interesante trayectoria artística.