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Arco: la igualdad como reto para el futuro

Es solo cuestión de tiempo. Es un mensaje del artista Félix González-Torres que Arco ha tomado como lema para la edición, inaugurada ayer y que mantendrá abiertas sus puertas abiertas hasta el domingo. También podría definir las esperanzas de las mujeres artistas de participar en pie de igualdad en la feria de arte contemporáneo. En 2019, según los datos de la asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV), el 73% de los artistas con obra a la venta en las galerías fueron hombres. El resto, mujeres. Las españolas solo representaban el 6,1% (83 de 1.345 creadores). Según la nueva directora de Arco, Maribel López, esta cifra ha crecido hasta un 32% entre artistas españolas y foráneas. «Aún son pocas, no es un crecimiento espectacular», reconoce.

A pesar de que Ifema es público, López sostiene que «un sistema de cuotas no se puede establecer en Arco». Pero aspira a rectificar la desigualdad que ha mantenido la feria en las últimas ediciones. «Años atrás no hablábamos de esto en el comité. Creo que la dirección de Arco podría marcar una línea editorial, aunque las galerías sean empresas privadas. Quiero planteárselo al comité. No imponer, pero sí dialogar con las galerías. Aspiro a la igualdad y a que se normalice», reconoce López.

Marian López Fernández-Cao, ex presidenta de MAV, cuenta que el dinero ha estado en manos de los hombres y así es como el patriarcado se ha perpetuado en el mercado, en los museos y en la escritura «a su medida» de la historia. «Las galerías aspiran atraer a las grandes fortunas y las grandes fortunas son las que construyen el relato, que excluye a la mujer», así resume el ciclo de la invisibilidad esta experta. Lamenta que artistas como Aurelia Muñoz (1926-2011) no salgan de los almacenes del Museo Reina Sofía, «porque están guiados por el mercado». El galerista José de la Mano incluye obra de esta artista en su stand de Arco. «El MoMA acaba de comprar obra de Aurelia Muñoz a la familia y está expuesta», puntualiza De la Mano, que dedica su pabellón a cinco artistas femeninas de los años sesenta y setenta y aclara que los coleccionistas no compran mujeres «por rentabilidad, no por calidad». «Pero es un error, porque son mucho más baratas», recuerda. Las obras que expone abarcan de 2.500 a 40.000 euros. «Invertir en las mujeres hoy es una oportunidad, porque estamos solo al principio de lo que se viene», añade.

En Just Mad, feria que se celebra de forma paralela a Arco, se venderán piezas de 87 mujeres y 84 hombres. «Esto no es una casualidad. El feminismo está cambiando la tendencia del mercado», asegura Semíramis González, directora de Just Mad, que no ha dudado en reaccionar con urgencia a favor de ellas. «Claro que a las galerías hay que aplicarles cuotas, para hacer la feria más democrática. Son necesarias, porque de forma natural no ocurre y en las ferias deben estar las mujeres. La dirección de una feria de arte debe estar comprometida y posicionada con la diversidad y la inclusión», asegura González.

Esta es la línea que defiende la coleccionista chilena Alejandra Castro Rioseco, ingeniera de profesión, fundadora de la ONG Mujer Opina y presidenta de la MIA Collection, que nutre desde hace más de una década y que ya cuenta con cerca de 900 piezas. Solo colecciona trabajos de mujeres y está de paso en España para visitar las dos ferias: «No es que el dinero no apueste por las mujeres, es que el mundo teme a las mujeres. Y el arte es una herramienta muy fuerte: las ferias deberían ser más sensibles con ellas. Por eso me preocupa y me desilusiona la mirada de Arco», dice. Para la coleccionista las cuotas son fundamentales en este cambio de tendencia, pero también la implicación del Gobierno en exigir igualdad en las instituciones públicas. «Así lo están haciendo las directoras de ferias en México, Argentina y Brasil. Si esta directora no logra imponer la igualdad estamos perdidas», añade.

Mercado en alza

En las facultades de Bellas Artes las estudiantes superan el 70 % en las aulas, pero las preferencias del mercado no se corresponden con ese porcentaje: entre 2012 y 2018, hubo ventas de 2.500 piezas de unas 500 artistas mujeres; en el mismo tramo, se vendieron 55.700 piezas de 8.500 artistas hombres. Eso es lo que señala el informe realizado por Sotheby’s Mei Moses, que llama la atención sobre pequeños pasos: el mercado observa que hay mucho margen económico por recorrer en los bajos precios de las mujeres artistas, mientras que los hombres podrían haber estancado su recorrido. De hecho, los trabajos más preciados de ellos ya están en museos y fuera del mercado, pero los de ellas están pendientes de explotar. Michael Klein, director de Mei Moses, asegura que las mujeres han empezado a recibir atención por parte de los museos y el mercado. Prueba de ello es que en los últimos seis años ellas han aumentado su precio en un 72,9 % de media.

De la Mano indica otro elemento que el mercado no acepta: las mujeres artistas producen menos a lo largo de sus carreras. ¿Por qué? “En la mayoría de los casos, deben asumir las cargas familiares. La llegada de sus hijos supone un parón de una década, que luego les cuesta remontar”, explica. La artista Verónica Ruth Frías investiga en sus acciones esta cuestión. “Tracey Emin y Marina Abramovic no ayudan diciendo que no podemos ser madres y artistas. Yo quiero serlo y que se me valore por lo que hago”, sostiene la artista, madre de dos hijos.

“Los coleccionistas no nos han apoyado nunca, porque entienden que en algún momento seremos madres y desapareceremos. Pasa en todas las profesiones y, si queremos volver, nos cuesta mucho. Esto sigue siendo arte de hombres para hombres y así seguirá siendo hasta que el poder económico no pase a manos de las mujeres”, cuenta Ruth Frías. No estará en Arco, pero sí en Just Mad, con una performance en la que se sube a una torre de libros de historia del arte: “Las mujeres no estamos, pero queremos estar. Y al final, como puedo, conquisto la torre de libros y el relato”, desvela la artista