En sus 38 años de vida, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCOmadrid se ha convertido en cita imprescindible para coleccionistas y amantes del hecho artístico de todo el planeta. ¿Su secreto? Una impecable selección de galerías y un inspirador programa comisariado para acercar el arte más transformador a todo tipo de espectadores.
Cuentan que el barón Alain de Rothchild compró una acuarela de Picasso para regalar a unos amigos; cuando el galerista empaquetó la obra y se ofreció a acompañarle al coche, el millonario le dijo que no era preciso, ya que volvería a casa en metro. ¿Podría alguien imaginar que aquel hombre de apariencia corriente, que viajaba como el común de los mortales en transporte público, llevaba bajo su brazo algo tan sumamente valioso? En el mundo del arte hay que decir adiós a muchos tópicos y aprender a vencer la timidez de entrar en una galería, curiosear las obras expuestas y, si se desea y sin presiones, adquirir alguna. Porque, como proclama una de las obras más famosas de Dora García, “el arte es para todos, pero solo una élite lo sabe”.
A lo largo de su historia, uno de los logros de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCOmadrid, que este año se celebra entre el 26 de febrero y el 1 de marzo en IFEMA (Madrid), ha sido descubrir a coleccionistas y a amantes del arte en general que este no es algo ajeno a nuestras vidas, sino que está, o debería estar, presente en nuestro día a día. Si es habitual tener una pequeña biblioteca en casa, ¿por qué no lo es colgar de nuestras paredes una obra original? ¿Acaso es más extraño pasar la tarde en una galería de arte que sacar una entrada para ir al cine o al teatro? “Una de las misiones que debe plantear una feria es, precisamente, servir como punto de conexión entre el arte y los ciudadanos quienes, a veces, se sienten desconectados del hecho artístico más contemporáneo”, afirma Maribel López, directora de ARCOmadrid”. “Creo que cumplimos una función social, que acercamos el arte a quienes lo quieran descubrir, aunque no sean especialistas”, continúa. Y, como no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, por primera vez en su historia la feria ofrecerá visitas guiadas al público por 20 euros, con el objetivo de acabar con esa sensación de extrañeza que algunos muestran ante las propuestas menos convencionales.
“Una de las misiones de una feria es servir como punto de conexión entre el arte y los ciudadanos quienes, a veces, se sienten desconectados del hecho artístico más contemporáneo”
Arte para todos
Que ARCOmadrid se haya convertido en una de las citas de arte contemporáneo más relevantes en el mundo no es fruto del azar: a lo largo de sus 38 años de existencia ha sabido combinar la presencia de las mejores galerías nacionales e internacionales en su programa general con la participación de interesantísimos artistas en sus programas comisariados. “Parte del éxito se debe a que estamos presentes en todas las capas, desde los espacios más emergentes a los más consolidados y reconocidos. Las galerías se involucran con ARCO para ver cómo presentan sus espacios y lograr que la feria sea algo único, que no sea igual viajar a Madrid para vernos que acudir a cualquier otra feria del mundo”, confiesa su directora.
En esta edición, las altas expectativas volverán a cumplirse. Imposible no mencionar algunas de las galerías españolas más prestigiosas que mostrarán sus propuestas, como Helga de Alvear, Marlborough, La Caja Negra, Guillermo de Osma, Sabrina Amrani, Juana de Aizpuru… Por su parte, la sección Diálogos —comisariada por Agustín Pérez Rubio y Lucía Sanromán— analizará la creación contemporánea mediante un encuentro entre dos creadores, prestando especial atención a las prácticas del arte en Latinoamérica y a la puesta en común de la obra de artistas de diferentes generaciones. Opening —comisariada por Tiago de Abreu Pinto y Övül Ö. Durmusoglu— volverá a ser el espacio de descubrimiento de nuevas propuestas a través del joven galerismo internacional. La propuesta especial en esta edición, bajo el título It’s Just a Matter of Time, dará protagonismo a Félix González-Torres, el artista cubano que murió de sida en los 90 y que dio a su obra un significado abierto para quien la contemplara.