La galería José de la Mano estará iluminada a media luz hasta el 2 de febrero de 2019. Así lo requiere su exposición New Images from Spain. Guggenheim, NY, 1980. Nada más entrar, sobre la pared del fondo, hay proyectado un vídeo que tiene como escenario el icónico Museo Guggenheim de Nueva York, diseñado por el arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright. En él descubrimos el proceso de montaje de la exposición de la que, precisamente, la galería madrileña toma el título y parte de sus obras para organizar esta muestra. (También puede verse como unos operarios introducen y colocan en el atrio del museo una gran escultura del ya consagrado Eduardo Chillida, que inauguraba en el museo una antológica en la misma fecha). Los que hayan vivido aquella época atraídos por el mundo del arte, seguro que recuerdan de manera vívida el acontecimiento. Y los que hayan nacido con posterioridad, no es de extrañar que quieran saber de qué va todo esto.
Fiel a su sello de tener un pie en la segunda mitad del siglo XX y otro en el XXI, la galería recupera, en esta ocasión, parte de las obras de aquella exposición -pintura, escultura y videoarte- y de otras dos que se celebraron ese mismo año en la Hastings Gallery del Spanish Institute -piezas sobre papel- y en el espacio The Kitchen, especializado en videoarte y performance, que acogió una videoinstalación de Antoni Muntadas y la performance Soledad interrumpida de Alexanco y Luis de Pablo (en la galería puede verse su filmación). Estos tres eventos consecutivos fueron todo un hito para un arte contemporáneo español que iba dándose a conocer, poco a poco, más allá de sus fronteras.
Para encontrar un antecedente de una exposición dedicada a un grupo de artistas españoles en Nueva York habría que remontarse veinte años atrás, cuando el MoMA organizó New Spanish Painting and Sculpture con unos jóvenes Antoni Tàpies, Rafael Canogar, Antonio Saura, Manolo Millares o el ya mencionado Eduardo Chillida, entre otros. De ahí la gran importancia que tenía para un artista ser seleccionado para esta muestra del Guggenheim. Su comisaria Margit Rowell visitó más de un centenar de estudios de artistas para conocer lo que se estaba produciendo en España a finales de la década de los 70. Alejada de los cánones, su intención fue ofrecer una imagen fresca y renovada con trabajos de diferentes poéticas, a veces de carácter más inconformista, otras más intimista. Como ella misma afirmó: “Los criterios son los de cualquier exposición: calidad y originalidad en función de una perspectiva global. No intento halagar a los artistas americanos mostrándoles artistas que se les asemejan, sino, por el contrario, mostrarles imágenes, concepciones, técnicas o ideas plásticas originadas en otras fuentes materiales, intelectuales y emocionales, que puedan, en consecuencia, construir una aportación nueva”.
Esta declaración es un fragmento del texto publicado en el suplemento Artes del diario El País el 22 de diciembre de 1979, incluido en el catálogo de la actual exposición en la galería -impreso sobre papel de periódico- junto al texto del comisario de este reencuentro, Alfonso de la Torre, que ya hizo referencia a la exposición New Images from Spain del Guggenheim hace dos años, cuando curó, en la Sala Alcalá 31, una gran exposición dedicada a una de las artistas que participaron en ella, Carmen Calvo. Los demás fueron: Sergi Aguilar, Teresa Gancedo, Antoni Muntadas con Serrán Pagán, Miquel Navarro, Guillermo Pérez Villata, Jordi Teixidor, Darío Villaba y Zush (Evru desde 2001).
Treinta y ocho años después, la galería José de la Mano exhibe quince de estas obras, aunque son un total de treinta las que tienen disponibles para la venta. Encontramos, entre otras, Cosmos (1979) de Miquel Navarro, Perro (1974) de Darío Villaba, la escultura de piedra de Catorao Dos-Tres [2] (1978-79) de Sergi Aguilar, los collages Nerea (1975) y Miguel (1975) de Alexanco y los videocasetes Pamplona (18′) y Grazalema (18′) de Muntadas y Serrán Pagán. Además, también hay material de documentación como el mencionado vídeo del montaje, una vitrina con los catálogos de las exposiciones y las invitaciones de 1980 y una colección de un centenar de diapositivas inéditas tomadas por Luis Pérez-Mínguez que se proyectan sobre una de las paredes de la sala. En ellas podemos contemplar a los artistas y asistentes a la inauguración del Guggenheim, entre los que se encuentra el galerista Fernando Vijande, con permanente clavel en la chaqueta, que prestó alguna de las piezas que allí se mostraron. Una selección de obras que despertaron interés entonces y que vuelven a hacerlo ahora, manteniendo su vigencia más allá del tiempo y la nostalgia.