Con 93.000 visitantes, galerías y organizadores celebran el «éxito de ventas» y expresan su satisfacción por el nivel de calidad del certamen
ARCO no alcanzó las 100.000 vistas en su 39 edición, clausurada este domingo con un alto nivel de satisfacción entre las más de 200 galerías de 30 países participantes en una Feria Internacional de Arte Contemporáneo que pierde público pero fortalece su músculo comercial. Como es habitual, no se facilitaron cifras de ventas, pero organizadores y galeristas hablaban de «éxito comercial» y celebraban el nivel de calidad del certamen. Y eso a pesar de la una bajada de visitantes del 7% que dejó en 93.000 el registro de asistentes, una caída de 7.000 visitas achacable, quizá, a la epidemia del coronavirus.
«Las galerías están contentas y las ventas han ido bien», aseguraba poco antes del cierre Maribel López, feliz en su primer año como directora de ARCO tras tomar el testigo de Carlos Urroz. Consideraba logrados sus objetivos de otorgar todo el protagonismo a los artistas, favorecer el éxito comercial de las galerías y lograr que la feria propiciara el nacimiento de nuevos coleccionistas.
La psicosis no cuajó y no impidió la presencia en ARCO de las once galeras italianas participantes en una edición con pocas piezas polémicas y con abundancia de obras espectaculares de grandes maestros del siglo XX. Obras como un Picasso de 6,2 millones de euros y una escultura de Chillida de más de cinco que quizá tengan ya nuevo dueño.
Bajas y mascarillas testimoniales
La presencia de mascarillas en los pabellones de IFEMA fue testimonial y la alarma ante el coronavirus no alteró agenda de la feria, que un año más inauguraron oficialmente los reyes. Sí hubo bajas entre los coleccionistas que invita la feria. Fueron unos 30 entre los 300 convocados los que cancelaron su viaje a Madrid ante el avance del COVID-19, «una cifra muy razonable con virus y sin virus», según la directora.
Destaca Maribel López como «muy positivo» en el balance de la feria el incremento del número de mujeres artistas, que pasó de 26% de 2019 al 32%. Es un modesto aumento, pero la organización no se plantea medidas para elevar este porcentaje. «Las cifras mejorarán año tras año», vaticina López, convencida de que el crecimiento «debe ser alentado desde los programas de las galerías».
Entre los galeristas primaba también la satisfacción al cierre de una edición esperanzadora. «Ha habido un nivel excelente del mejor coleccionismo español», aseguraban desde Leandro Navarro, cuyos responsables afirmaba estar «contentos» con el nivel de ventas y sentirse «muy compensados».
Casado Santapau resaltó también el «estupendo nivel de coleccionistas» y consideró que ARCO «es una feria sólida». Como José de la Mano, que presentó un arriesgado proyecto de seis artistas desconocidas y vendió todas las piezas importantes de su espacio, mejorando los resultados de ediciones anteriores. «Entre nuestros compradores figuran el Museo Reina Sofía y la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Somos la prueba de que un proyecto de mujeres con un trabajo de investigación serio y bien presentado funciona perfectamente», dicen.
Entre los foráneos, Thomas Schulte se felicitaba por la venta de tres piezas «importantes» mientras que desde Lelong explicaban que han vendido bien obras de artistas españoles como Plensa, Miró o Juan Uslé.
Chile dice no
Sin país invitado en 2020, hubo en ARCO una sección dedicada a la obra y el influjo del artista cubano-estadonidense Félix González-Torres en la que participaban 13 galerías con 16 artistas. Aunque era un riesgo, tanto las galerías participantes como López se mostraban también muy satisfechos con el resultado de la propuesta.
López e IFEMA trabajan ya en la próxima edición de la feria, que cumplirá 40 años en 2021 y que estuvo a punto de tener a Chile pero el país andino declinado la invitación ante la inestabilidad del país sumido en una ola de disturbios y protestas desde hace meses. Eduardo López-Puertas, director general de IFEMA, continúa así buscando alternativas para su próxima e histórica edición.