TEST CONTENT.PHP

Cuando la copia es el original

No es habitual encontrar producciones de Copy Art a la venta en galerías. Una de las exposiciones más interesantes de este comienzo de temporada en Madrid es esta colectiva, con una decena de artistas (la mayoría españoles) cuyas obras muestran las posibilidades de experimentación con la fotocopiadora, como herramienta de creación, de 1971 a 1986. En ese año el arte de la fotocopiadora se incorpora a Procesos, Cultura y Nuevas Tecnologías, primera exposición de Copy Art en España con la que se inaugura el entonces Centro de Arte Reina Sofía. Comisariada por la artista Marisa González, incluye a Sonia Sheridan, fundadora en 1970 del programa Sistemas Generativos en la Escuela del Art Institute de Chicago, donde González experimenta con la primera fotocopia a color y, después, John Dunne inventa el primer software para creación visual. Ese paso supone el salto de la tecnología analógica a la digital. Y de ahí, el carácter único de los productos de Copy Art, como se enfatiza en el subtítulo de esta exposición “cuando la copia se convierte en original”.

Tras la irrupción de Fluxus y el cambio de paradigma del arte conceptual, que erosionarán el criterio de calidad basado en la manualidad (y objetualidad) en los medios tradicionales de las artes plásticas, se amplía el panorama abierto a la experimentación en toda clase de nuevos medios de masas, comprometidos con la democratización y la función comunicativa del arte: vídeo y televisión, pero también medios pobres, como el Mail Art o el Fax Art, con los que a menudo se combinó el arte de la fotocopiadora. Una máquina inventada en 1938 por Chester Carlson, pero cuya popularidad estallaría en el ámbito estudiantil, al hilo de las revueltas al final de la década de los sesenta. Tanto sus orígenes como su obsolescencia contienen una impregnación nostálgica y vintage, que respalda el interés actual por su coleccionismo.

Como botón de esa nostalgia, en la galería José de la Mano se pueden ver los objetos de consumo infantil (caja de lápices de colores, parchís, hoja de afeitar) de Pere Noguera, con irónica apropiación. Y los collages de Joan Rabascall, donde se combina publicidad gráfica del aparato de televisión con una mano registrada directamente en la fotocopiadora, aludiendo a la censura del canal único entonces en nuestro país.

Otra variante de collage es el tríptico Three Proposals for a Junk Yard (1972) de la pionera brasileña en el uso de equipos multimedia Regina Silveira, cuya combinación de referencias monumentales y turísticas de estas ciudades con el apilamiento de automóviles accidentados evoca la estética de Paul Virilio, fallecido recientemente. Y también, entre este grupo (Luisa Rojo, Pablo Márquez, Paco Rangel) en el que falta González y otros muchos de los que son, destacaría la serie sobre identidad y suceso con las cinco “w” del periodismo (Who? Where? When? How? Why?, 1982) del también brasileño Claudio Goulart.

Además, es un acierto haber incorporado la otra cara del Copy Art, volcada en la materialidad de la propia máquina y sus posibilidades de interconexión. Rubén Tortosa y José R. Alcalá -director desde
su fundación en 1989 del MIDE, el Museo de Electrografía de Cuenca- han realizado ex profeso Copy Totem & The Operator, combinando el viejo Totem de 1988 con una conexión a la web que suministra información de remates en las subastas de arte.

@_rociodelavilla